Ciudadana Cáceres: MARTES, 29 DE MARZO:
Lo siento, pero sigo sin aclararme con esto: será que lo uso poco y que no le doy el tiempo que es menester para familiarizarme con el manejo. Ea, todo se andará.
Me han dicho que en los blogs hay que ser breve, pero constante. Ambas cosas se me hacen difíciles pero se intentará.
Es que estos días son especiales. Porque hay mucha faena, muchas reuniones, muchos encuentros, muchas citas. Y porque una vez más ha llegado la primavera, que a mí no es que me produzca la consabida astenia sino que me pone, a la vez, contenta y tristísima: ver cómo renace todo me hace sentir más (si cabe), la ausencia de mi hijo Santi, algo de eso escribí en un verso hace 12 años. "Escrito para no morir" es el título de un libro que estoy leyendo ahora mismo, la historia de una insurgente colombiana del M-19. Y sí, muchas veces, casi siempre, se escribe para no morir. O para dejar cconstancia de que aúnn estamos vivos, que viene a ser lo mismo.
Mi bancal ha reventado de flores silvestres de todos los colores. Esta mañana me he encontrado varios redondeles de amapolas. Rojas, rojísimas, como debe ser. Uno de los redondeles ha brotado del mismo sitio en que está enterrada mi Laika, una perra grande y amorosa, milrazas, que recogimos mi hijo Santi y yo para salvarla de una muerte segura. Un día que mi hijo se subió a la Fontcalent con un amigo la perra se negó a quedarse en casa, fiel como siempre a su amo sin querer separarse un palmo de él. Cuando bajaban, comió un cebo de estricnina de los que ponen los cazadores y tuvo una muerte espantosa. Esta mañana al ver las amapolas he recordado a mi hijo, con quince años, llorando al enterrarla. Mi Laika sigue fiel desde la otra orilla, me manda cada año su regalo rojo, rojísimo, para cconsolarme.
El domingo estuve en el cementerio, en el acto de homenaje a los republicanos fusilados por Franco entre 1939/1945, descubriendo un memorial sobrio e impresionante con los nombres de todos, escuchando el Himno de Riego, levantando el puño y dando vivas a la República con el corazón en un puño: el que estábamos levantando. Había familiares de los muertos, estremecidos y con una dignidad que tiraba de espaldas, citando los nombres y los oficios: mestre, espardanyer, llaurador, jornalero, militar… No estaba la alcaldesa, tan compuesta para las fotos con los otros mártires de la libertad. Por lo visto la libertad que reclamaron éstos no va con ella. Si estaba, chupando cámara como es habitual (con perdón, pero no lo puedo remediar) Lucía Izquierdo, que no pierde comba para lucirse, entaconada y repintada, en todos los eventos como "la familia del poeta". A esa familia, a ella, quiero decir, nunca la vi por casa de Josefina Manresa cuando se moría de pena, de soledad y de cáncer. Y qué queréis, yo me quedo con ese Miguel. A lo mejor por eso no se me ha visto en los múltiples actos que la parafernalia sin memoria real y verdadera ha organizado, la misma Orihuela que lo mandó a la fosa, con una alcaldesa de derechas de toda la vida al frente, colgándose medallas de "admiración y respeto al poeta" a estas alturas. "Los muertos que vos matáis"… en fin.
Me estoy alargando, así que voy a cortar. Deciros que de mañanita, hacia las siete y algo, los pinos de la contorná se engalanan de cientos de garcetas blancas, blanquísimas. Madrugo, sin necesidad de hacerlo, sólo para verlas. Luego, a lo largo del día, son las abubillas, y las golondrinas, y las tórtolas, y un desvarío de pajarillos de todos los plumajes que llenan el aire con el estruendo de sus amoríos, todos haciendo nido, todos buscando el lugar más protegido para poner sus huevos y entronizar, una vez más, la vida.
En primavera, hace dos años, publiqué un Manifiesto que sigo suscribiendo hasta la última coma, aunque me costó caro laboralmente hablando. O precisamente por eso. Y en primavera, a pique de cumplir 70 años se me han reverdecido las ganas de luchar, las ansias de libertad, las reivindicaciones de justicia. Mañana, miércoles, me arrimaré a las 8 de la tarde a Marcos Ana, nonagenario que desprende más fuerza y más vigor y más energía que un mozo de veinte años.
Cómo no va una a echarse a las barricadas, viendo a Berlusconi que se jacta de ser el político más imputado… porque no se ha dado una vuelta por nuestra Comunidad Valenciana, donde las imputaciones parece que sean condecoraciones y garantía de voto. ¿Habrá que hacer algo, compañeros, pero ya?
Ahí nos vemos. De momento, si podéis, salid al campo y buscad las flores silvestres, infinitamente más puras que las de vivero con que nos intentan disfrazar la podredumbre profunda y enquistada de una ciudad "guapa, guapa, guapa"… por fuera, digo.
Buscad amapolas rojas, rojísimas. Y no las arranquéis, que son frágiles. Dejadlas erguirse, hermosas y arrogantes, de la tierra. Esta tierra nuestra de la que demasiadas amapolas rojas, con nombres y apellidos y oficios honrados fueron arrancadas en un tiempo que parece lejano. Pero no.
Salud y hasta pronto,
La Cáceres
Salud, ciudadana Cáceres. Feliz primavera y que traiga el 'verde mayo correhuelas y albahacas' a la entrada de nuestras aldeas y al umbral de nuestras ventanas.
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